La teoría del conocimiento, también denominada gnoseología (del griego γνωσις, gnosis, "conocimiento" o "facultad de conocer", y λόγος, logos, "razonamiento" o "discurso"), es una disciplina filosófica que busca determinar el alcance, la naturaleza y el origen del conocimiento. En el mundo de habla hispana es usual usar para el estudio del conocimiento la expresión "teoría del conocimiento", o la palabra gnoseología, que actualmente tiende a caer en desuso. En el de habla inglesa se estila "epistemología", que en español, como término filosófico más bien se reserva para lo que podría considerarse como "conocimiento científico", o "teoría de la ciencia".
El conocimiento en cuanto problema es uno de los centrales de la filosofía y su consideración se inicia ya con la filosofía misma, especialmente en Platón. Es obvio que otras disciplinas también se ocupan del conocimiento, pero desde otros puntos de vista. La psicología lo hace encarando los aspectos de la vida mental que en el conocer están implícitos. La lógica también se ocupa del tema, pero sus miras están puestas en la corrección o incorrección del razonamiento o argumentación, y no en la relación entre el conocimiento y el objeto del mismo. La ontología, a su vez, también se ocupa de gnoseología, pero atendiendo al objeto, a la naturaleza de los objetos del conocer, a su clasificación en reales o ideales (matemática y lógica).
Historia de la teoría del conocimiento.
En la Grecia clásica inicia la investigación sistemática del conocimiento, especialmente en el diálogo platónico Teeteto, aunque también en La República (VI). Aristóteles dedica parte del De Anima a explicar el conocimiento "empírico", el que se obtiene a través de los sentidos, y en la Metafísica dedica el libro IV (Γ), especialmente Caps. 4 y ss., a discutir cuestiones como la prueba de "el principio" (o los fundamentos) y el relativismo. En los Segundos analíticos se presenta lo que puede considerarse como su epistemología.
En la época helenística (siglo II D.C.) escribe el pirrónico Sexto Empírico, a quien debemos la mejor expresión del escepticismo antiguo.
En el siglo XVII el inglés Francis Bacon escribe Advancement of kwowledge y Novum Organum, donde reclama el apoyo de la monarquía para impulsar el conocimiento de tipo empírico. Poco después, el francés René Descartes escribe el Discurso del método y las Meditaciones metafísicas, obras básicamente dedicadas a plantear y resolver los problemas fundamentales de la teoría del conocimiento. A partir de Hegel generalmente se considera que con estos autores (y con su claro énfasis en los problemas epistemológicos) inicia la filosofía moderna.
John Locke, filósofo inglés de fines del siglo XVII, también se ocupó de estas cuestiones en su obra Ensayo sobre el entendimiento humano. El alemán Gottfried Leibniz discute esta obra en sus Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano. Berkeley sigue parcialmente a Locke en su Tratado sobre los principios del conocimiento humano(1710). David Hume, quien quizá podría considerarse como el principal filósofo de lengua inglesa, hizo lo propio en la primera parte de su Tratado de la naturaleza humana y en su Investigación sobre el entendimiento humano. Algo más tarde, el alemán Emmanuel Kant publica en 1781 su monumental y muy influyente Crítica de la Razón Pura.
Desde mediados del siglo XIX, quizá empezando con las reflexiones metodológicas del astrónomo británico William Whewell, como a lo largo del XX, muchos esfuerzos se dedican al estudio del conocimiento científico. Surge así la Filosofía de la ciencia, que en realidad es una rama de la epistemología tradicional (teoría del conocimiento). Este tipo de estudios pronto se ven complementados con otros sobre Historia de las ciencias, y más tarde, Sociología de la ciencia.
Las investigaciones contemporáneas distinguen dos tipos principales de conocimiento:
El saber-que, conocimiento proposicional, es decir, el saber que algo es el caso; saber que la Luna orbita alrededor de la Tierra, que el texto que tenemos delante de los ojos está en español, o que padecemos de dolor de muelas son ejemplos de saber-que. Tienen notables diferencias entre sí, pero poseen un aspecto común: que un determinado hecho o regla es el caso.
el saber-cómo, conocimiento operativo procedimental, es decir, básicamente tener las destrezas que permitirían llevar a cabo una acción, de contarse con los medios apropiados; saber cómo redactar una carta comercial, cómo amamantar a un niño o cómo andar en bicicleta son ejemplos de saber-cómo.
A diferencia del saber-que, el saber-cómo no se corresponde con la identificación de lo que es el caso sino con las reglas para producir el caso.
Es frecuente la suposición de que la mayor parte de la teoría del conocimiento "clásica" —es decir, aquella anterior al siglo XX, se ocupa principalmente del saber-que. Sin embargo, el problema del saber práctico (τεχνή en griego, o ars en latín) goza de una extensa historia en la filosofía occidental.
La filosofía predominante en este campo, que sigue la tradición analítica, restringe el análisis del conocimiento al conocimiento proposicional.
Doctrinas
Ante la posibilidad del conocimiento existen distintas actitudes:
El dogmatismo es una doctrina filosófica según la cual podemos adquirir conocimientos seguros y universales, y tener absoluta certeza de ello.
El escepticismo es una teoría filosófica opuesta al dogmatismo la cual duda de que sea posible un conocimiento firme y seguro. Esta postura fue defendida por Pirrón.
El criticismo es una doctrina filosófica intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo, que admite la posibilidad de encontrar la verdad, pero sin que esta verdad sea definitiva, sino una verdad criticable. Tal doctrina fue defendida por Immanuel Kant.
El relativismo es una corriente de pensamiento filosófica, defendida por los sofistas, que niega la existencia de una verdad absoluta y defiende la idea de que cada individuo posee su propia verdad, la cual depende del espacio y el tiempo.
El perspectivismo es una doctrina filosófica que defiende la existencia de una verdad absoluta pero piensa que ninguno de nosotros podemos llegar a ella sino que llegamos a una pequeña parte. Cada ser humano tiene una vista de la verdad. Dicha actitud fue defendida por José Ortega y Gasset.
El racionalismo de René Descartes proponía que los seres humanos nacían con ideas, tales como la idea de Dios, y que el conocimiento proviene del razonamiento.
El empirismo fue desarrollado por los filósofos ingleses John Locke, George Berkeley y David Hume, los cuales sostienen que todo conocimiento proviene de la experiencia, y que el hombre es al nacer una "tabula rasa", es decir, como una tabla lisa, sin ninguna idea preconcebida y en la cual las experiencias van dejando su marca, al contrario de lo que sostenía Descartes.
El constructivismo es una doctrina filosófica según la cual el sujeto "construye" estructuras que representan la realidad dentro de sí mismo, a partir de su interacción con los objetos, de tal manera que no es solo la experiencia pura lo que crea el conocimiento, sino la transformación de las estructuras por el sujeto. Jean Piaget desarrolló su teoría del constructivismo genético, con la cual busca dilucidar la "génesis" de las estructuras en el individuo, a partir de la observación de niños desde su nacimiento hasta la adolescencia. Los principios de esta construcción de estructuras son la asimilación y la acomodación, conceptos que Piaget tomó de la biología.
El materialismo dialéctico es una postura filosófica, desarrollada por Karl Marx y Friedrich Engels, según la cual el conocimiento es un "reflejo" de la realidad en el sujeto que conoce. El conocimiento se produce de forma social, si bien lo realizan los individuos concretos, por medio de su actividad, en el proceso de transformar la realidad. V. I. Lenin también contribuyó a esta corriente, con su obra Materialismo y empiriocriticismo.
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